Al principio todos estaban listos y expectantes para pintar junto al maestro, pero al momento en que Álvaro comenzó a manchar el papel, toda la gente se fue acercando a su alrededor para ver nítidamente los movimientos del artista. Ésta fue la dinámica que se vivieron en las jornadas de aprendizaje y muestra, en que los colores salen a la luz y el lienzo pone a prueba la mano que empuña cada pincelada con agilidad. Un genio amable que transmite su entusiasmo a medida que avanza en la obra, y enseñando con entrega y astucia para que el público se llevase la mejor y más real idea de lo que significa la pintura en todo el proceso.

“No hay malos motivos…es uno, es el corazón el que elige”

Poco a poco iban surgiendo las manchas de la mano de sus anuncios de los conceptos que va trabajando, tales como: Formas, Esquema, Partes, Simpleza, Simetría, Caos. Disfrutar el arte a través del ojo humano significa llevar la vista hacia las simetrías, ya que eso inspira una especie de tranquilidad, pero al contrario, una pintura no está bien enseñada si fuerza demasiado esa simetría, siempre tiene que haber un poco de caos para que el motivo resalte en la obra.

Luego de trazar las primeras líneas dio una pausa para enseñar sobre sus materiales, acotando que su paleta de bronce se la obsequiaron en China, siendo una cultura muy generosa, expresan su respeto dando un presente.

Aprovecha de hablar sobre la posición de sus colores cálidos y fríos en la paleta. Y sostiene:

“No es el color el que hace a la obra, es la capacidad del artista de trabajar las tonalidades”.

Finalmente resulta esta magnífica obra llena de luces y sombras que crean volúmenes y colores que dan vida a este motivo urbano.

PLEIN AIR

Durante la jornada de la tarde los asistentes salieron junto a Álvaro para recorrer Lastarria hasta encontrar un punto interesante de pintar. Fue en el sector de artesanos donde el artista decidió situarse para plasmar la vista que tenía en frente. La luz intensa de la tarde pegaba en la fachada de un edificio abalconado, debajo de este las sombrillas blancas también resaltaban con los últimos rayos de sol que le llegaban en ese momento. Y de fondo los árboles abrazaban la escena, dando frescura a la imagen urbana. Y así Álvaro se puso manos a la obra con el público a su alrededor, observando detenidamente.